NIÑA ROJA




Caperuza, niña roja, tu haz pisado tierra de gigantes desde tiempos inmemorables, tus ojos saben del lenguaje iluminado, tus dedos saben de caminos dibujados en presencia de mañana y neblina helada en las arenas y en el mar de todos los amores mitológicos. Tus pies han corrido adrenalinicos desde otras vidas esparciendo poderes a quienes se cruzan por tu camino.

Caperuza, niña roja, presente y ausente en el mundo a la vez, capciosa y curiosa de barcos embotellados navegantes y marginados por los muertos andantes. Inoportuna y aparecida como un soplo de susto a los pobres de alma, anfitriona del túnel tenebroso de la libertad, rebelde por gusto al andar.

Caperuza, niña roja, tu reloj desfasado abrió portales en mundo de amores esenciales, en mundo de pasiones escondidas y prohibidas, en mundo de verdades absurdas para actualidades, pero a ti no te importa, apresuras tu caminar impregnandote como si fueras imán de los garbos de la experiencia y las andanzas del saber.

Caperuza, niña roja tu boca sabe que es beber del trago manzanero venenoso de pena injusta y tus labios explotan como fuegos artificiales por besar las burbujas que salen de la boca de los nobles. Tu llanto fluye como vertiente y sacia a los esperanzados. Tu lloras para vaciarte y retomas tu misión como si fuera
el ruido de tu exhalación y te vuelves liviana a la vida.

Caperuza, niña roja, mirada indescifrable de pupila ambigua, jugadora de juegos brujos y dueña de amuletos ancestrales, ¿Donde vas a derramar esta noche tu lava? ¿Donde vas a desarmar tu risa afilada? ¿En que agujero del abismo te vas a meter esta vez?

Caperuza, niña roja posa el descanso de tus alas y en tierra polvorosa sienbrate semilla. Déjate caer en el surco abierto de tu memoria y vuélvete a ti.




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